Ha sido una noche monográfica: la he pasado entera visionando una curiosa adaptación de mi realidad en la que todos los conflictos se resolvían de manera rápida e indolora para todas las partes afectadas. Ah, y hablábamos en sueco, idioma que todos dominábamos a la perfección. Como suele ser habitual en estos casos, lo peor fue el final, cuando se descubre que todo era un sueño.
Deja un comentarioDetritus neuronales publicados para su reciclaje. Neuroecologismo desde 2002. Probablemente la única bitácora víctima de la saña de Borjamari que sigue en línea.