—¿Rendirme? ¡Yo nunca me rindo!
—¿Por qué?
—Porque soy demasiado cobarde para admitir que soy una cobarde.
Necesito una amiga; con que sea coleguilla me basta.
Los tíos dan problemas, y si no son tu novio, todavía más.
Hace diecinueve años que te marchaste,
para entregarte a quien creías que te recibiría.
Me dejaste un millón de puertas abiertas,
sin decirme que algunas dolía tanto cruzar.
∞
[Permitidme cumplir con la tradición…]
3 comentariosUna vez caminando por la acera
se me ocurrió realizar un gran salto.
Lo ejecuté tan bonito y tan alto
que me pegué una torta que no veas.