Querida barra de equilibrios:
Te sigo queriendo mucho, pero ahora estoy entablando una relación interesante con el doble minitramp y quiero saber hasta dónde llegamos. Espero que no te dé un ataque de celos y un día de estos aparezcas atravesada en la red del aparato en cuestión. Hasta pronto y cuídate de las cagaditas de gaviota, de la lluvia del pabellón y de peregrinos insensatos.
Siempre tuya,
Cristina.
Tiempo ha...
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Casi todas las relaciones tan intensas y con tantos altibajos como la vuestra necesitan a veces un tiempo de respiro. Cuando pasen algunas semanas, meses quizás, te darás cuenta de si te compensa seguir adelante con la novedad del doble minitramp, o de si mejor prefieres volver a la estabilidad y la seguridad que, en el fondo , te proporciona tu querida barra de equilibrios.
Modestamente preferiría que terminaras regresando con la barra porque, si bien la gimnasia de trampolín es espectacular, yo seguiré siendo más aficionado a la artística «per secula seculorum» Pero si el doble minitramp te acaba dando plena satisfacción, adelante, pues