Me siento triste y libre, pero aunque sigo pensando que la libertad está algo sobrevalorada, en este caso lo de libre compensa con creces lo de triste.
Detritus neuronales publicados para su reciclaje. Neuroecologismo desde 2002. Probablemente la única bitácora víctima de la saña de Borjamari que sigue en línea.
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